Me pregunto por qué dejé tanto tiempo esta página en blanco. Me pregunto por las cosas complicadas de esta existencia, esas que parecen aplastarnos cuando tomamos el metro y la desolación ensordece nuestros rieles. Me vuelvo a preguntar sobre mí misma, una y otra vez me repito, me pregunto, me atormento, me vuelvo a preguntar respiro y trato de calmarme.
Pregúntame preguntona… No hay respuestas, preguntona. Ya sabes que afuera NO hay RESPUESTAS, la verdad debería estar en cada paso, en cada cosa que hagas, por simple que sea. Pero, ese enorme signo de interrogación se vuelve a clavar en mi arena y las olas de mi mar no logran calmar la sed de este desierto.
Me pregunto: ¿soy lo que creo? ¿soy lo que pienso? ¿soy lo que respiro? ¿soy lo que siento? ¿qué siento?.
Simplemente soy lo que soy, no hay más. El universo nunca me abandona, ni el aliento fresco de los seres iluminados. Soy yo que abandono, me abandono y me vuelvo a enredar en estos pasajes, pajeros e inútiles de la mente, estas tramas de las que tanto me cuesta descansar.
Añoro la paz del no-deseo, y deseo calmar mis pensamientos, busco la armonía de mi silencio, la sabiduría de mi buda interno…pero algo hay que me hace volver a preguntar, una y otra vez, una y otra vez, y otra vez más.
26.3.06
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario