
la inspiración se suelta las trenzas
y sale a seducir a las palabras,
se las lleva a la cama
las desnuda, las excita.
Sobre las sábanas de papel
explotan en un orgasmo,
que pretende parecerse
a un verso.
Yo me exito de leer,
leer sus orgasmos
que huelen a sexo y tinta fresca.
Me llevo las manos
al centro del cuerpo,
y espero que venga un verso
para irme en su ínfimo y tibio aliento.

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